martes, abril 17, 2007

LA CONJURA DE LOS NECIOS

Leer el primer párrafo de La conjura de los necios supuso un hallazgo en todos los sentidos. Comencé a leer y tuve que seguir, intrigado y sorprendido. No era capaz de dar crédito a esa primera descripción del antihéroe americano.
Los personajes de este libro son como caricaturas de ellos mismos, rodeados de sus obsesiones y exagerados miedos. A pesar del humor que provoca la más placentera hilaridad, la atmósfera existencialista y desasosegada es parte de la temática de la novela. Los personajes están solos, devastados por las presiones exernas que les impiden lograr sus objetivos vitales. Sean cuales sean esa metas particulares, por muy descabelladas que parezcan, son la razón por la que existen esos personajes, los cuales no perderán la esperanza.
El autor mantiene el ritmo y la tensión de manera única y es capaz de mezclar en la cocktelera humor y amargura para lograr un efecto espectacular. También es muy interesante el empleo de los puntos de vista externos e internos para la caracterización de los personajes. Se presentan al lector filtrados por el ojo del narrador, para pasar a encuchar sus propias voces y más tarde saber lo que opinan sobre ellos los demás integrantes de la historia. Esta variedad de puntos de vista hace que el lector sea participativo y medite sobre el texto al mismo tiempo que se divierte. Para un ciudadano de Nueva Orleáns, sin embargo, no debió resultar divertido verse retratado de esa manera. Los temas candentes de los EEUU como el racismo, el abuso policial, el capitalismo feroz, la caza de brujas, la manipulación de los medios de comunicación y el rechazo a los comportamientos ajenos a la desgastada moral americana están tratados con maestría por Toole.

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