sábado, septiembre 20, 2008


PUEDO ESCRIBIR LOS VERSOS MÁS TRISTES ESTA NOCHE

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: “La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.”
El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como esta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche esta estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque este sea el ultimo dolor que ella me causa,
y estos sean los ultimos versos que yo le escribo.

Pablo Neruda

HEY YOU!

¡Eh, tú! ahí fuera en el frío Quedandote solo, haciéndote viejo, ¿puedes sentieme? ¡Eh, tú! el que está de pie en el pasillo Con los pies escocidos y sonrisas marchitas, ¿puedes senrtirme? ¡Eh, tú! no les ayudes a enterrar la luz No te rindas sin luchar ¡Eh, tú! ahí fuera, solo Sentado desnudo junto al teléfono, ¿quieres tocarme? ¡
Eh, tú! con tu oreja contra el muro esperando a
que alguien llame, ¿quieres tocarme? ¡Eh, tú!¿Queres ayudarme a llevar la piedra? Abre tu corazón, vuelvo a casa.

Pero era sólo fantasía.
El muro era demasiado alto,
Como puedes ver.
No importa cómo intentó escapar
No pudo abrirse camino,
Y los gusanos le comían el cerebro
¡Eh, tú! Ahí fuera, en la calle
Haciendo siempre lo que te dicen,
¿puedes ayudarme?
¡Eh, tú! ahí fuera, al otro lado del muro
Rompiendo botellas en el salón,
¿puedes ayudarme?
¡Eh, tú! no me digas que
no hay ninguna esperanza
Juntos resistimos, divididos caemos.




Pink Floyd

viernes, septiembre 19, 2008

QUE RABIA

Que rabia me dan todas las sartenes solas.
Que rabia me da volver a tener rabia. Qué quieres niño? Que rabia.
Que rabia el desahucio por el desahucio. El abandono con la razón, con la normalidad de las cosas que pasan. Que pereza. Que decepción. Que podridamente ciertas son todas la frases vacías que ni tan siquiera saben a un no. Todo pierde peso. Vaciamos las palabras de contenido de forma inmediata y radical , sin que nos acordemos de que algún día fueron grandes, las hicimos importantes, adultas, buscándolas, matizándolas, riéndolas. Y a joderse. De nuevo a enjuagarse la boca y el alma para que vuelvan a tener el sentido que nuestro corazón les merece. Que rabia.
Que rabia. Siempre quise tenerlo todo y ahora que sé que pude tenerlo, ni siquiera soy capaz de ser capaz de quererlo. Que rabia. Que lío.
El caso es que mi rabia sigue en la casa que contiene todo aquello que me ata a esta ciudad, me lastra y de algún modote posee. Dos cucharadas de indiferencia entre lo que algún día me imaginé tener y lo que he tenido. Dos cucharadas para mover todo lo que ese día quise mantener. Dos cucharadas de jarabe de razón.
Me mudo otra vez y vuelta al redil. Mi memoria se cosifica y se cristaliza entre rabia y lo que debe ser. Que rabia.

miércoles, septiembre 17, 2008


CONTIGO

Yo no quiero un amor civilizado,
Con recibos y escena del sofá;
Yo no quiero que viajes al pasado
Y vuelvas del mercado
Con ganas de llorar.

Yo no quiero vecínas con pucheros;
Yo no quiero sembrar ni compartir;
Yo no quiero catorce de febrero
Ni cumpleaños feliz.

Yo no quiero cargar con tus maletas;
Yo no quiero que elijas mi champú;
Yo no quiero mudarme de planeta,
Cortarme la coleta,
Brindar a tu salud.

Yo no quiero domingos por la tarde;
Yo no quiero columpio en el jardin;
Lo que yo quiero, corazón cobarde,
Es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
Y matarme contigo si te mueres
Porque el amor cuando no muere mata
Porque amores que matan nunca mueren.

Yo no quiero juntar para mañana,
No me pidas llegar a fin de mes;
Yo no quiero comerme una manzana
Dos veces por semana
Sin ganas de comer.

Yo no quiero calor de invernadero;
Yo no quiero besar tu cicatriz;
Yo no quiero parís con aguacero
Ni venecia sin tí.

No me esperes a las doce en el juzgado;
No me digas volvamos a empezar;
Yo no quiero ni libre ni ocupado,
Ni carne ni pecado,
Ni orgullo ni piedad.

Yo no quiero saber por qué lo hiciste;
Yo no quiero contigo ni sin ti;
Lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,
Es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
Y matarme contigo si te mueres
Porque el amor cuando no muere mata
Porque amores que matan nunca mueren.

Joaquín Sabina

lunes, septiembre 15, 2008


EL MAR

El mar sempre fascinarà a aquells que senten que la vida ella tot sola no basta. Aquells que saben que l’atracció del misteri i l’excitació del respecte els arranca les primeres llàgrimes de nens, tot un pressentiment de la insuficient vida que els espera a terra. És com un alleujament per aquells que, sense estar-ho volen sentir-se cansats, com una mena de cansament efímer, volgut i suportable. Els exalta uns ulls que a penes veuen de nit, les mans es tornen grans, el pes del seu cos pesa menys a cada onada esperant a l’onada següent.

El mar no es com la terra. No hi petjades. No hi ha temps. No hi ha història. El mar és. Està. No té una vida humana ni vol tenir-la. Res no queda i tot passa només passant. Com els milers d’esteles que en pocs segons desapareixen per sempre. A terra tot es trepitja, tot es queda, al mar tot se’n va. I tot plegat en la immensa delicadesa d’una aigua que no necessita de martells ni de pales per moure’s. A terra la petjada d’un infant queda per sempre. En mar, el peu s’enfonsa metòdicament amb un xip xap únic, irrepetible que esquinça el mirall que l’espera. I en pocs segons, tot vestigi de presència humana s’esborra i el mar torna a la calma d’abans, d’ahir, del principi dels temps.

Al mar tot es misteri. De dia , les ombres s’endevinen de lluny en un dia clar de maig, en un camp erms, sense camins, sense cases, sense res més que quatre núvols perduts. De nit el mar és silenci. Les estrelles oscil·len entre màstils d’aventures increïbles que ens pregunten a cops de perquè. La nit s’encén i el silenci em deslliure de tot. El mar es torna la nit, i el cel esdevé un mar immens constel·lat d’arxipèlags a la deriva.

El mar té l’encant de les coses que de nit no callen. Una promesa de que tot no s’apaga, Una espelma de nit que vetlla el son del infants per a que se sentin menys sols. Un frec a frec mil·lenari que en la nostra vida inquieta i humana ens permet de dormir.
Sento venir en mi la borratxera de la soledat. La borratxera del repòs que mai es trencarà. .